La decapitación de San Juan Bautista - Caravaggio
- Fernando Mosteiro
- 23 may 2021
- 5 Min. de lectura

No quiero mentir al lector/a, Ā”cómo osarĆa yo atreverme siquiera a tal gesto! si confieso que una de las principales razones por la cual decidĆ crear una sección especĆfica en la que pudiera abordar, con la agradable compaƱĆa de todos vosotros, reconocidas obras de arte de toda Ć©poca y lugar fue poder tener el privilegio de analizar y contemplar cuadros como los de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), precursor de la pintura realista - tanto en su aspecto fĆsico como emocional - y maestro sin parangón de uno de los estilos artĆsticos por antonomasia de la civilización occidental: el Barroco.
Podemos encontrar varios Caravaggios dependiendo de la perspectiva que tomemos en su estudio. Por una lado estĆ” el artista, la figura del pintor como genio creativo y que acabarĆa trascendiendo en la historia, siendo considerado por muchos crĆticos de arte como el primer artista moderno. Sin embargo, no podemos entender la totalidad de su figura sin su contexto histórico y personal. Caravaggio fue un buscavidas, un maleante mĆ”s proclive a las diversiones nocturnas que a las religiosidades matutinas, hecho que se demuestra con creces en los personajes de sus lienzos: la anciana, el noble barbudo, la joven prostituta, el canalla, entre otros. Estos caracteres no surgen al azar en la mente de Caravaggio, sino que son manifestaciones de su propia forma de vida, son el tipo de personas con los que se relaciona, enfada, pelea o ama.
Este caótico modo de vida, entre tabernas de dudosa fama y oscuros lupanares, conllevarĆa a numerosos problemas del pintor con las distintas autoridades de la Italia de la Ć©poca. Recordemos que el paĆs transalpino a finales del siglo XVI estaba conformado por distintos ducados - Florencia, MilĆ”n -, los Estados Pontificios - Roma - y el Reino de NĆ”poles, entre otros entes polĆticos de menor envergadura. Caravaggio recaló primero en MilĆ”n, donde se formó como aprendiz a las órdenes del pintor lombardo Simone Peterzano, para luego empezar su idilio artĆstico en Roma, NĆ”poles, Malta y Sicilia. En muchos casos sus cambios de residencia eran provocados por algĆŗn altercado en el que se veĆa involucrado, teniendo la necesidad de escapar de la ciudad donde se encontrase por perder la protección de sus mecenas. Recoge en sus escritos Floris Claes van Dijk una pequeƱa descripción del artista italiano, pintor neerlandĆ©s y coetĆ”neo de Caravaggio, que dice asĆ:
DespuĆ©s de varios aƱos de trabajo, Caravaggio pasó de una ciudad a otra sirviendo a varios seƱores importantes. Es una persona trabajadora, pero a la vez orgullosa, terca y siempre dispuesta a participar en una discusión o a enfrascarse en una pelea, por lo que es difĆcil llevarse bien con Ć©l.

En una trifulca nocturna del 29 de mayo de 1606 llegó a matar a un hombre, seguramente por accidente, llamado Ranuccio Tomassoni. Este hecho provocó su exilio de la ciudad de Roma y su escapada a NĆ”poles, para despuĆ©s de un tiempo trasladarse a la isla de Malta, de aquella sede de la orden de los Caballeros de Malta y patrocinado por el Gran Maestre de la orden, Alof de Wignacourt. Es en esta pequeƱa isla del MediterrĆ”neo central es donde realizarĆ” la pintura que hoy traemos a la web, por muchos designada como su Ćŗltima obra maestra: La decapitación de San Juan Bautista. Este lienzo fue encargado por la orden de caballeros para coronar el oratorio de la Concatedral de San Juan en la Valletta, lugar donde se puede visitar aĆŗn a dĆa de hoy. Esta obra le valió a Caravaggio "ademĆ”s del honor de la cruz (...) un rico collar de oro y el regalo de dos esclavos, con otras demostraciones de la estima y la satisfacción por su trabajo", siendo proclamado caballero de la orden de Malta el 14 de julio de 1608.
Comenzando el anĆ”lisis de la obra, vemos que la violencia ya ha sido perpetrada y que el cuerpo de San Juan se encuentra en el suelo con la sangre brotando de su cuello, sangre en la cual Caravaggio dejarĆ” escrita su Ćŗnica firma en un cuadro suyo: f michelangelo, entendiendo la "f" como la palabra latina fecit (hizo). El uso del color rojo, como claro anunciador de la violencia allĆ cometida toma lugar alrededor del cuerpo sin vida de San Juan, tanto en su sangre derramada en el suelo como en la manta que cubre su cuerpo. La composición de la obra gira en torno de la figura del verdugo, conformando su brazo izquierdo con el que agarra la cabeza del santo el eje desde donde gira toda la disposición del lienzo. Con la espada con la que se dio muerte tirada en el suelo, el verdugo se dispone a terminar de una vez con todas la faena esgrimiendo un cuchillo que porta en su cadera, mientras en la escena observan atónitos un noble, una anciana y una joven que se encuentra agachada con la bandeja que recogerĆ” la cabeza del santo entre sus manos. Esta joven la podemos reconocer como SalomĆ©, la hijastra de Herodes que, tal y como se cuenta en los evangelios, solicitó la cabeza de San Juan Bautista a instancias de su madre HerodĆas, esposa del tetrarca, debido a la animadversión que esta Ćŗltima profesaba al santo, aquel que bautizó a JesĆŗs.

La escena tiene lugar en lo que parece ser una calle de la Ć©poca de Caravaggio, que queda en la penumbra con respecto al cono luminoso que destaca el acto del martirio, relajando en este caso respecto a obras anteriores el recurso pictórico insignia de la pintura del maestro italiano: el "tenebrismo". No podemos dejar atrĆ”s la parte derecha del cuadro, donde el pintor refleja a dos figuras masculinas observando la escena tras una ventana con barrotes, recurso que permite introducir al espectador en el lienzo, haciĆ©ndole partĆcipe pasivo del martirio allĆ acaecido.
La obra de La decapitación de San Juan Bautista es la de mayores dimensiones que realizó Caravaggio en vida, llegando a medir 361 cm por 520 cm, con lo que el lector puede imaginarse la grandiosidad de la obra sin mucha dificultad. Este serĆa su penĆŗltimo lienzo, al que le seguirĆa su Ćŗltima gran obra David con la cabeza de Goliat, cuadro con el que tratarĆa de ganarse el perdón de sus mecenas en la ciudad de Roma despuĆ©s de aƱos de exilio a causa del crimen que comentamos con anterioridad.

En este Ćŗltimo lienzo Caravaggio se autorretrata en la cabeza del difunto Goliat mientras que David, con un claro gesto de asco, sostiene su trofeo. EscribirĆa Manilli sobre esta obra lo siguiente:
En esa cabeza [Caravaggio] deseaba representarse a sĆ mismo y, en el muchacho, a su caravaggino.
De esta pintura podemos sacar valiosa información de los Ćŗltimos meses de vida del pintor, ya que solo un sentimiento de repugnancia consigo mismo, y en cierto modo tambiĆ©n de redención, podrĆa explicar que se identificara con el decapitado Goliat de los antiguos testamentos. Sea esta una conjetura correcta o no, es imposible no reconocer la basta influencia que Caravaggio ha dejado como legado en la historia del arte, ademĆ”s de las maravillosas obras que perduran entre nosotros y que tenemos la inmensa suerte de poder visualizar y gozar. PodrĆamos resumir su vida en el mensaje en latĆn que deja para la posteridad en el filo de la espada que blande David en este Ćŗltimo cuadro, que reza asĆ:
Humilitas occidit superbiam ("La humildad mata al orgullo").
Fecha - 1608
Estilo - barroco italiano
CaracterĆsticas - óleo sobre lienzo, 361 cm Ć 520 cm






