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Querelle des femmes y las raíces del pensamiento feminista


Feminismo Querelle des femmes Fernando Mosteiro

Uno de los textos que traigo a análisis al lector/a resulta ser un gran desconocido para la mayoría de personas, inclusive aquellas especialmente activas en los movimientos feministas de nuestro presente. Defensa de las mujeres es una discurso de carácter ensayístico atípico que nace como reacción al vilipendio generalizado contra el sexo femenino, formando parte de una de las obras cumbre de la Ilustración en España, Teatro crítico universal, del fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoó, importante erudito de su tiempo.


Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro nació en Pazo de Casdemiro (Ourense) dentro de una hidalga familia de antiguo linaje. A los catorce años ingresó en la Orden Benedictina y, al convertirse en monje, su voto de pobreza le supuso renunciar automáticamente a sus derechos de mayorazgo familiares y a consagrarse durante toda su vida al estudio y a la docencia. Fue maestro y profesor de teología en la Universidad de Oviedo. Es reconocido por la crítica y la historiografía como precursor del género ensayístico en la literatura española, con sus dos grandes obras como insignia de este tipo de textos, la anterior citada Teatro crítico universal, publicado en distintos tomos entre 1726 y 1740 y Cartas eruditas y curiosas, obra que contra de 166 ensayos cortos publicados entre 1742 y 1760.

Feijoo feminismo Fernando Mosteiro
Retrato póstumo del Padre Feijoó, autor del discurso Defensa de las mujeres y exponente de la Ilustración española. Lienzo de Mariano Salvador Maella.

La visión del padre benedictino sobre la mujer se enmarca dentro de un dilatado debate iniciado en el medievo, conocido como Querelle des femmes o "Querella de las mujeres", del cual hago un breve resumen a continuación a modo de pretexto de la obra de Feijoó y del incipiente feminismo ilustrado:


Se toma como fecha de referencia y de inicio de este discurso de carácter académico, la publicación en el año 1405 de La ciudad de las damas, obra literaria de la poetisa francesa Christine de Pizan, siendo esta la primera mujer que interviene en el debate de la época sobre la igualdad de género de manera pública.

Christine Pizan Feminismo Fernando Mosteiro
Christine de Pizan (1354-1430)

El libro nace como respuesta al popular Roman de la Rose, de Guillaume de Lorris, obra que alberga afirmaciones de hondo calado misógino que provocaran un profundo rechazo por parte de la filósofa y poetisa Christine. En la obra Ciudad de las damas, Pizan defiende a las mujeres citando una amplia gama de figuras femeninas ilustres, que se encuentran «alojadas» en la Ciudad de las Damas. A medida que Pizan construye su ciudad, nombra a mujeres ilustres para defenderse de los argumentos misóginos vertidos por numerosos y sabios autores. Cada mujer nombrada va a ser un ejemplo de esa contraargumentación. La figura Christina de Pizan pasará a la historia, para gran parte de historiadores y filósofos, como la precursora del feminismo occidental. Con ella se inicia el debate Querelle des femmes, el cual vertebrará durante varios siglos las cuestiones referidas al papel de la mujer y su valía para desempeñar labores de claro predominio masculino, tareas como la participación en asuntos públicos y trabajos de carácter intelectual.


Así respondía Christine de Pizan, en pleno siglo XV, a aquellos que atacaban a la mujer y restringían a estas mismas de acceso a formación educativa apoyándose en una supuesta insuficiencia mental que, según estos, resultaba definitorio de la naturaleza femenina:


Dios ha concedido a la mujer una mente capaz de comprender, conocer y retener todas las cosas de los más variados campos del saber. No es raro encontrar personas con un espíritu despierto y unas facultades intelectuales que les permitan comprender con facilidad todo lo que se les enseñe. Con solo aplicarse al estudio, alcanzan un gran saber (…) Ahora que me he convencido, por vuestros ejemplos y mi propia experiencia, de que las mujeres pueden estudiar las ciencias más difíciles y todas las ramas del saber, quisiera que me dijérais, Señora, si la mente femenina es capaz de buen juicio y discernimiento para decidir lo que hay que hacer. ¿Es la experiencia la que guía a las mujeres para que aprendan a enjuiciar su conducta presente a la luz de su pasado?... Esa capacidad de juicio de la que hablas es un don que la Naturaleza otorga lo mismo a hombres que a mujeres.


Este debate historiográfico y académico, en el cual se engloba la obra del fraile benedictino Jerónimo Feijoó, llegaría a su fin con las obras y pensamiento de Olimpia de Gauges y Mary Wollstonecraft a finales del siglo XVIII, iconos femeninos que inauguran una etapa de vindicación feminista bajo los preceptos universalistas de igualdad surgidos de la modernidad ilustrada, figuras que bien merecen un artículo a parte.

De vuelta al pensamiento del padre Feijoó, el discurso Defensa de las mujeres trajo una acalorada controversia, fiel reflejo de la aludida disputa dialéctica, ya iniciada mucho tiempo atrás, tal y como reflejamos con la figura de Christine, entre misóginos y antimisóginos. En este sentido, el padre Feijoo representa un ejemplo sorprendente de hombre que, sin ser feminista como entendemos a día de hoy, sostuvo en su discurso la existencia de una misma capacidad intelectual entre ambos sexos, la reivindicación del derecho de las mujeres a acceder al saber científico e incluso la superioridad moral femenina. De la siguiente manera abre su característico ensayo el erudito gallego, siendo toda una declaración de intenciones:


En grave empeño me pongo. No es ya sólo un vulgo ignorante con quien entro en la contienda: defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a casi todos los hombres: pues raro hay que no se interese en la precedencia de su sexo con desestimación del otro. A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres, que apenas admite en ellas cosa buena. En lo moral las llena de defectos, y en lo físico de imperfecciones. Pero donde más fuerza hace, es en la limitación de sus entendimientos. Por esta razón, después de defenderlas con alguna brevedad sobre otros capítulos, discurriré más largamente sobre su aptitud para todo género de ciencias y conocimientos sublimes.


Feijoó era totalmente consciente, según podemos observar lo citado anteriormente, de la excepcionalidad de su pensamiento y opinión sobre el género femenino y sus cualidades, valías y desempeños; además de una premonitoria oposición por parte de lo que el denomina "vulgo ignorante", haciendo así referencia a la mayoría de hombres de su época. De este modo, el padre Feijoó compartía la visión de Christine expresando:


Son condenadas por incapaces en algunas materias; siendo así que el no discurrir, o discurrir mal, depende, no de falta de talento, sino de falta de noticias, sin las cuales ni aun un entendimiento angélico podrá acertar en cosa alguna; los hombres, entre tanto, aunque de inferior capacidad, triunfan y lucen como superiores a ellas, porque están prevenidos de noticias.


Y refiriéndose a la inmensa literatura de claro carácter misógino, desde textos del filósofo griego Aristóteles hasta pensadores más modernos de la talla del francés Malebranche, dice lo siguiente:


Lo cierto es que los hombres fueron los que escribieron esos libros en que se condena por muy inferior el entendimiento de las mujeres. Si mujeres los hubieran escrito, nosotros quedaríamos debajo.


No es de extrañar que Feijoó se granjeara multitud de enemigos con sus escritos, y más si contamos conque era discípulo de la iglesia católica, lo que provocaba la curiosa paradoja de que uno de sus propios hijos fuera quien enunciara estas afirmaciones en contra de una férrea doctrina patrística, de la que él mismo formaba parte, y de la que disentía profundamente en numerosos campos como puede corroborar el lector/a.

Josefa Amar y Borbon feminismo Fernando Mosteiro
Josefa Amar y Borbón, personaje fundamental en el feminismo español de la Ilustración

La influencia del padre Feijoó resulta de capital importancia en la España de la época, ya que allanaría el camino académico de otras figuras como Josefa Amar y Borbón (1749 - 1833), pedagoga y escritora española, declarada vehemente defensora de las libertades de la mujer con su obra Discurso en defensa de del talento de las mujeres, y de su actitud para el gobierno texto que se publicaría en la revista Memorial Literario, donde se exponen ideas como la siguiente:


Ninguno que esté medianamente instruido negará que en todos tiempos y en todos los países ha habido mujeres que han hecho progresos hasta en las ciencias más abstractas. Su historia literaria puede acompañar siempre a la de los hombres porque, cuando éstos han florecido en las letras, han tenido compañeras e imitadoras en el otro sexo.


En dicha obra, la escritora demuestra a todas luces un conocimiento profundo del derecho natural, llegando a reinterpretar la caída de Eva, quizás el pasaje más conocido del Antiguo Testamento. A raíz de este, muchos autores eclesiásticos y civiles justificaron la inferioridad femenina respecto al hombre, pero Josefa explica como este acto de Eva, la toma de la manzana del árbol prohibido del Edén, más que una humillación para las mujeres sería un alarde de ímpetu de estas por la búsqueda de conocimiento y saber, mostrando así mayor voluntad y talento que su compañero Adán.


Por todo esto, y mostrado a grandes rasgos distintas personalidades relevantes a lo largo de la historia del feminismo, quiero aportar mi pequeño grano de arena con un este resumen historiográfico de las raíces de un pensamiento emancipador de la mujer que resulta fundamental para el devenir de nuestra sociedad, en pos de una convivencia sana y respetuosa entre hombres y mujeres. No cejemos en el empeño de esto, ya que pocas obras resultan tan honrosas como necesarias en nuestro presente.

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