Un Padrenuestro resuena de fondo mientras el espectador comienza a visionar los primeros segundos de metraje. Lo que puede ser un detalle sin relevancia, acaba siendo una declaración de intenciones por parte de su director el canadiense Denis Villenueve, el cual consolidó su status como figura a tener en cuenta en el cine a nivel internacional con Prisoners (2013).
¿Qué hace que un thriller sea soberbio? Como cualquier aficionado al cine sabrá, hay numerosas películas que anualmente se estrenan y que podríamos englobarlas en este estilo. El thriller engancha, su objetivo fundamental es el de atrapar la atención del espectador y dejarlo sentado por las siguientes dos horas delante de la pantalla, deseoso de conocer el desenlace de la trama. Pero a mi juicio, eso no demuestra que estemos ante una joya cinematográfica.
Si echamos la vista atrás y reflexionamos sobre los grandes maestros del suspense, no podemos obviar directores de la talla de Hitchcock, Haneke o Fincher; entre otros, figuras que llevaron el género a niveles desconocidos. La inmersión del espectador se agudizó al aparecer dilemas éticos, hilos narrativos enredados con sumo cuidado e interpretaciones inolvidables. Villenueve recoge el testigo de los grandes cineastas y, trasladándonos a una localidad de la Norteamérica profunda, nos trae una historia sobrecogedora de un secuestro de dos niñas pequeñas en el Día de Acción de Gracias. La búsqueda fallida de la policía local, encarnada en un enérgico Jake Gyllenhaal, propiciará que el padre de una de las pequeñas, un visceral Hugh Jackman, quiera tomarse la justicia por su propia mano.
La trama empieza a introducirse en una atmósfera oscura e inquietante, recordando a filmes de la talla de Zodiac o Seven, donde cada paso que dan nuestros personajes es un pecado más que deben cargar sus conciencias. La sombra de un depravado psicópata detrás del secuestro de las dos niñas es demasiado notoria como para no darse cuenta, aunque el director canadiense no va a caer en tan obvia explicación de lo ocurrido, deparando a nuestros protagonistas un desenlace donde deberán depurar sus acciones, con todo lo que ello suponga.
Hay escenas en la película donde debido a lo que allí acaece, el espectador pueda verse sobrepasado o especialmente vulnerable. Los dilemas éticos que Villenueve trae a colación no son para nada novedosos, pero si que están reflejados de manera directa y cruda, logrando que la persona que esté frente la pantalla haga su propio juicio moral sobre lo que está sucediendo. Paul Dano, recuerden este nombre ya que será uno de los grandes actores que explotarán en el futuro se lo garantizo, desempeña un papel de un chico con discapacidad intelectual que resulta ser el primer sospechoso del secuestro de las niñas. La maestría con que Dano lleva a la gran pantalla su peculiar personaje será la que nos abra las puertas a unos ritos y experiencias oscurantistas en las que nos veremos inmersos y aterrados.
Por último, puedo asegurar que cualquier aficionado al cine de suspense o thriller encontrará en esta película un nuevo santo de devoción. Yo no pude contenerme en verla solo una vez, ya que la profundidad narrativa y la carga emocional me sugirió no convertir este filme en un objeto de un solo consumo. Donde no encontramos corderos, pero si silencio. Mucho silencio.
Pros:
Uno de los mejores thrillers de la última década con claros tintes de novela negra.
Contras:
La resolución del caso puede darse, para mi gusto, de forma algo precipitada.
Nota personal:
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